Los que confían en él
son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
que permanecerá para siempre.
Como rodean las colinas a Jerusalén,
así rodea el Señor a su pueblo,
desde ahora y para siempre.
No prevalecerá el cetro de los impíos
sobre la heredad asignada a los justos,
para que nunca los justos extiendan
sus manos hacia la maldad.
Haz bien, Señor, a los que son buenos,
a los de recto corazón.
Pero a los que van por caminos torcidos
deséchalos, Señor, junto con los malhechores.
¡Que haya paz en Israel!
Salmo 125 (NVI)
La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI®
Derechos de Autor © 1999 por Biblica, Inc.®
Escritura citada con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.
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