Una segunda oportunidad

“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”, Gálatas 6:9

La Biblia está llena de personajes a quienes Dios les ha dado segundas oportunidades, desde Adán y Eva hasta el Apóstol Pablo. De una u otra manera podemos ver a través de la Palabra cómo Dios, a pesar de nuestras transgresiones, nos alcanza con Su misericordia.

Recientemente tuve la experiencia de conocer mejor a una persona a quien consideraba como “un caso perdido”.  La joven – a mi entender – era una malcriada, viviendo una vida desordenada, promiscua y egoísta.

Bajo la Divina Providencia del Padre, tuve la oportunidad de compartir frente a frente con el notorio personaje sin saber cómo tratarla o ¡por dónde comenzar! No fue fácil cambiar la imagen que tenía yo de la joven. Al hablar con ella, llegaban a mi mente todas las malas historias y reportes que había recibido por años por terceras fuentes.

Sin embargo, no todo era como yo había escuchado. Por primera vez pude ponerme “en
sus zapatos” y entender el porqué de su comportamiento. Al final le di un abrazo y con lágrimas me dijo que nunca le habían dado un abrazo sincero… ni siquiera su propia madre. Entonces recordé la parábola del hijo pródigo. Recordé también cuántas veces había faltado a mi Dios y desobedecido, más al regresar a Sus pies, había recibido bendición y perdón, no sólo una vez, sino... ¡infinidades de veces!

Entendí entonces que si Dios no se ha dado “por vencido” con mis terquedades, necedades y desobediencias, de la misma manera no debo yo darme por vencida con las de nadie más. Todas tenemos derecho a una segunda oportunidad.  

Oración: Padre, gracias por tu inmenso amor y misericordia. Gracias porque somos sostenidas solo por tu Gracia y no tomas en cuenta nuestras iniquidades, pues ya nos has otorgado vida eterna. Te pedimos perdón cuando hemos sido indolentes hacia las necesidades de los demás. En el nombre de Jesús. Amén.

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