Una Navidad con sentido

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” – Apocalipsis 7:9-10

Es posible que alguna vez hayas pensado que el libro de Apocalipsis resulta difícil de entender, pero es parte de la Biblia. Los versículos que nos corresponden a la lectura de hoy son muy claros, y un poco más, son gloriosos. Una multitud incontable, adorando, clamando con vestiduras blancas y palmas en las manos, victoriosa por completo.

Nada de lo que hemos visto o podamos ver en esta vida nos puede dar una idea de lo majestuoso que será ese momento (1 Corintios 2:9). Todo cobrará sentido cuando adoremos al Esposo, al Cordero que fue quebrantado por el sufrimiento extremo en el único sacrificio capaz de redimirnos del pecado, Él estará entonces reinante y glorioso.

La esposa, Su Iglesia, estará preparada para Él, para el gozo eterno en Su presencia viendo consumado su amor.

¿Quiénes serán parte de ese pueblo?

Los llamados y escogidos que por fe han sido marcados por el Espíritu Santo, y qué han estado velando y que han vivido en justicia. Son los que verán transformadas sus obras en vestiduras blancas. Eso debe darnos tanta esperanza hoy, Dios habrá visto nuestro sufrimiento por Su causa, habrá visto nuestra lámpara encendida y sabrá que aunque hayamos tenido momentos de debilidad Su mano de poder nos levantó para seguir perseverando en Él.

Toda “magia” o “espíritu” navideño humano palidece ante la idea de este momento, Dios y Su pueblo consumando, el amor que ha sido prometido y cumplido en Cristo… no, no hay algo más glorioso que ello.

Será la eterna unión cumplida, según Su más profundo consejo: dar un pueblo a Cristo ante todos los mundos del universo; y mostrarles aquel día como escogidos, lavados, salvados, y ninguno de ellos perdido.” – J. Vaughan

Si quieres que tu navidad cobre sentido empieza a vivir para ese momento, escucha la voz de Dios llamándote al arrepentimiento, a la santificación y a una vida que promete gloria eterna.

Por Ileanis Martínez

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