Todos necesitamos ser animados. Sin embargo, la mentalidad de este mundo raramente busca dar ánimos, sino que se enfoca más bien en criticar y tratar de hundir a los demás. Y esa es una de las cosas que Dios más desea cambiar en nosotros.

Animar es:

- Valorar a los demás

- Confiar en sus capacidades

- Apoyarles

- Decirles: “¡Lo vas a conseguir!”

- y, por supuesto, ¡darles ánimo cuando se arriesguen a dar nuevos pasos!

Animar a los demás forma parte del corazón mismo de las Buenas Nuevas. ¡Es exactamente lo que Jesús hace con nosotros!

Un día, mi esposa Muriel y yo decidimos invitar a una pareja de amigos, y sentimos en nuestro corazón el deseo de darles una ofrenda ya que estaban pasando por momentos muy difíciles. Mientras les expresamos nuestro deseo de apoyarles económicamente, nos dijeron muy emocionados: “Entonces, ¿creéis en nosotros?”

La Biblia nos enseña: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos...” (Mateo 7:12).

La tercera clave para vivir una aceleración en nuestra vida espiritual y experimentar el favor divino, por tanto, es alentar, animar a los demás, sembrar en la vida de los que nos rodean. Es vivir en una actitud positiva de apoyo y ánimo.

Dios quiere hacer de ti una fuente de aliento para los demás, querido(a) amigo(a). Hoy, pídele que te revele formas creativas en las que poder animar y bendecir a los que están a tu alrededor. Puede ser a través de un mensaje de texto, una invitación a tomar café, o con una nota. ¡Sí, querido(a) amigo(a), sé una persona que anima a los que te rodean! ¡Di a la gente: “¡Gracias por existir!”!

Querido(a) amigo(a), ¡gracias por existir!

Eric Célérier