“Y dijo a sus discípulos: Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis”, Lucas 12:22

Tenemos la mayor abundancia de cosas materiales en todo el mundo. No es la falta de cosas lo que nos preocupa; es la preocupación por la falta de cosas.

Recuerdo una historia que oí acerca de un hombre de la India que se moría de hambre. No podía alimentar a su familia por lo que comenzó a orar: "Oh Dios, te pido que nos des lo que necesitamos el día de hoy. Danos un solo pescado, Señor, y estaremos satisfechos". Ese día fue a un río con un gancho torcido, lo dejó caer en el agua y sacó un pez. Un milagro.

Después de que ya no tenían pescado empezó a orar para que Dios le diese un pez cada día y así no tuviese que pasar necesidad de nuevo. Todos los días obtuvo un pez. Un milagro.

Comenzó a llover y su techo goteaba. Le pidió a Dios que le proporcionara materiales para arreglar el techo. Un camión pasó un día y un poco de estaño cayó. Mantuvo la lluvia fuera de su casa y estuvo agradecido.

Después oró: "Señor, te doy gracias por el pescado y el estaño de mi techo. Ahora, Dios, si tuviese una casa de tres dormitorios, dos baños, con dos carros, un televisor de color y una buena educación para mis hijos, entonces Dios, no te pediría más nada".

Por supuesto, la historia es ficticia pero, ¿te recuerda de alguna manera a ti mismo? ¿Alguna vez estás satisfecho con lo que tienes o siempre quieres más? ¿Sólo un poco más? 

"Sus ojos no se saciaban de las riquezas…También esto es vanidad y tarea penosa" (Eclesiastés 4:8). 

Lectura Bíblica Diaria

Apocalipsis 15-18