Perseverancia en los tiempos de pérdida
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Nadie que haya construido un negocio exitoso lo obtuvo todo en el primer intento. En realidad las empresas que hacen dinero con demasiada facilidad al principio, tienden a no escuchar a sus clientes con mucha atención. La competencia y la lucha, los tropiezos y los desafíos, son las que hacen que las empresas sean mejores, más eficientes y más fuertes a largo plazo.
Por lo tanto, cuando no obtenemos inmediatamente de Dios todo lo que pensamos que queremos o necesitamos, no podemos pensar que esa es una señal de que a él no le interesa, ni que la oración no sirve, o que somos eternos perdedores. A veces Dios espera para darnos las cosas con el fin de que seamos más fuertes, más perceptivos, más humildes o más pacientes. En la medida en que aprendemos a vivir con un poco de dolor, nos volvemos más compasivos con las personas del entorno que viven en dolor.
El premio final que Dios está preparando para usted es tan grande, tan maravilloso, que él lo va a hacer pasar por casi cualquier cosa para asegurarse de que lo logre. Esta es la promesa: “Dichoso el hombre que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que lo aman” (Santiago 1:12).
Espere. Vale la pena la espera.