Un adicto al trabajo carece de fe y con frecuencia es controlado por el miedo - especialmente el miedo al fracaso.

“Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues Él da a su amado aun mientras duerme”, Salmos 127:2

Si Dios le llamase a casa (Cielo) hoy, ¿se iría con remordimientos? ¿Se habría perdido lo mejor de su familia, su carrera y su vida por estar demasiado ocupado persiguiendo el éxito?

El éxito es algo bueno pero, como todo lo demás, requiere de límites. Cuando la búsqueda del éxito domina su vida, ha permitido que vaya demasiado lejos.

Los adictos al trabajo tratan de justificar su comportamiento sobre la base de hacer lo mejor posible y de mantener a sus familias - incluso si eso los deja exhaustos y a sus familias frustradas.

Pero, ¿cuál sería el resultado si permitiese que su familia votase con respecto a sus hábitos laborales? La mayoría de los cónyuges e hijos votarían por más tiempo con usted, no más éxito.

Al igual que todos los demás creyentes, usted es un siervo de Dios. Y, cuando usted está limitado por la búsqueda del éxito, no podrá cumplir con su función en el Reino de Dios. Esa función incluye caminar de una manera digna del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, creciendo en el conocimiento de Dios y siendo un cónyuge y padre dedicado.

Un adicto al trabajo carece de fe y con frecuencia es controlado por el miedo - especialmente el miedo al fracaso. Si realmente cree que Dios está en control, debería ser capaz de descansar de su trabajo y mantener todo lo demás en equilibrio. 

 

Lectura Bíblica Diaria

Nahúm

2 Reyes 23: 29-37

2 Crónicas 35: 20-36: 5

Jeremías 22: 10-17