Las historias de Moisés y la presencia de Dios avivan mi deseo de encontrarme cara a cara con mi Padre celestial. Leemos en Éxodo acerca de la fidelidad de Dios para dirigir, hablar y encontrarse con Moisés. Lo vemos a Moisés presentándose audazmente ante su Dios, intercediendo por su pueblo. Hoy veamos la historia de Moisés y la tienda de reunión que se encuentra en Éxodo 33 y permitamos que nos guíe a encuentros más constantes e impactantes con el Dios vivo, todopoderoso y bondadoso.
Éxodo 33:7-11 dice:
“Moisés tomó una tienda de campaña y la armó a cierta distancia fuera del campamento. La llamó ‘la Tienda de la reunión’. Cuando alguien quería consultar al Señor, tenía que salir del campamento e ir a esa Tienda. Siempre que Moisés se dirigía a ella, todo el pueblo se quedaba de pie a la entrada de su carpa y seguía a Moisés con la mirada, hasta que este entraba en la Tienda de reunión. En cuanto Moisés entraba en ella, la columna de nube descendía y tapaba la entrada, mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se inclinaban a la entrada de su carpa y adoraban al Señor. Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión”.
Moisés, un hombre pecador, asesino y temeroso, pudo ver al Dios vivo "cara a cara" y hablar con él “como quien habla con un amigo”. Imagínate esa carpa. Imagínate la nube de la presencia de Dios que desciende del cielo de manera que todos podían verla. Sitúate mentalmente en esa tienda, escuchando a Moisés hablar con Dios, viendo la gloria de Dios cara a cara con un hombre quebrantado y pecador. ¡Qué imagen del corazón de Dios! Si Moisés pudo entrar en la presencia de Dios, todos nosotros podemos hacerlo también. Si Moisés pudo hablar con Dios cara a cara, con seguridad nosotros, que hemos sido comprados con la sangre de Cristo, también podemos hacerlo. Si Dios se encontró con Moisés, le habló y le guio, seguramente hará lo mismo con cada uno de nosotros. Hoy, en humildad, aprendamos de este hombre que tan fielmente encontró y siguió a Dios. Permitamos que esta historia en Éxodo nos enseñe cómo podríamos encontrarnos de manera más completa y consistente con nuestro Padre celestial.
Lo primero que aprendemos de este texto es que Moisés estableció un lugar para reunirse consistentemente con Dios. Es de vital importancia que encontremos un lugar donde podamos buscar constantemente el rostro de nuestro Padre celestial. Necesitamos un tiempo y un lugar ininterrumpidos para descansar en su presencia para poder vivir nuestras vidas con su Espíritu, palabra y amor como nuestra base y combustible.
¿Dónde puedes encontrarte con Dios consistentemente? ¿A qué hora de tu día puedes estar tranquilo y sin interrupciones? El mejor momento para reunirme con Dios es temprano en la mañana antes de que el resto del mundo se despierte y comience el apuro y la actividad. Cuando no tengo tiempo al principio de mi mañana para buscar el rostro de Dios, me apresuro a buscar espacios de tiempo a lo largo del día. Y sin este encuentro con Dios, me resulta mucho más difícil vivir mi vida a la luz de la bondad gloriosa que solo puedo descubrir en su presencia tangible.
Sin encontrarme constantemente con mi Padre celestial, lucho por permanecer libre de las cargas, las mentiras y el pecado que me enredan tan fácilmente, aunque la sangre de Jesús me haya liberado. Que seamos hijos de Dios que aprendan de Moisés y hagan espacio y tiempo en sus vidas para encontrarse con la Única, Verdadera Fuente de vida abundante.
Luego, debemos creer que Dios anhela encontrarse con nosotros tan profundamente como deseaba encontrarse con Moisés. Dios nos ama a cada uno de nosotros en la mayor medida posible. Fuiste creado para la intimidad con tu Padre celestial. No hay otro camino hacia la vida y el destino abundantes a los que te ha llamado, que la vida vivida en su presencia. Y no hay otra manera de vivir al paso de su Espíritu que pasar tiempo constantemente encontrando su presencia.
Hebreos 11:6 dice: “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. La mayor satisfacción de Dios es pasar tiempo con sus hijos. Su mayor alegría es reunirse contigo cara a cara como lo hizo con Moisés. Tan grande fue su deseo de encontrarse contigo que ofreció a su único Hijo como pago por la relación restaurada. Cree en su deseo de encontrarte, cree que te recompensará cuando lo busques, y cree que descubrirás una realidad más profunda de la presencia de Dios de la que jamás hayas encontrado.
Finalmente, debes saber que a medida que encuentres a Dios de manera consistente y abundante, atraerás a otros a la adoración y buscarás una relación más profunda con tu Padre celestial. Éxodo 33:10 dice: “Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se inclinaban a la entrada de su carpa y adoraban al Señor”. Estamos diseñados para encontrar la presencia de Dios. Estamos hechos para verlo cara a cara. Entonces, vivir como Dios te diseñó, buscando constantemente su presencia, llevará a otros a hacer lo mismo. Otros verán en ti para lo que fueron creados y comenzarán a buscar relaciones más profundas con Dios. La mejor manera de guiar a otros a Dios es teniendo constantes encuentros con él. Al encontrarlo, naturalmente empezamos a ser como él y, por lo tanto, revelamos su corazón en todo lo que hacemos.
Que puedas ser atraído a encuentros más profundos con tu Padre celestial, cuyo amor por ti no tiene límites. Sigue el ejemplo de Moisés y encuentra un lugar consistente para pasar tiempo buscando el rostro de Dios. Ten fe en que Dios anhela encontrarte y darse a conocer. Y a medida que pasas tiempo en su presencia, podrás naturalmente guiar a otros a hacer lo mismo.
Guía de Oración:
1. Medita en cómo Moisés se encontraba cara a cara con Dios y hablaba con él. Permite que la palabra de Dios avive tus deseos de reunirte cara a cara con él como lo hizo Moisés.
“En cuanto Moisés entraba en ella, la columna de nube descendía y tapaba la entrada, mientras el Señor hablaba con Moisés” – Éxodo 33:9
“Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo” – Éxodo 33:11
2. Ahora busca el rostro de Dios con fe. Acude ante su trono audazmente por la sangre de Jesús. Cree que te ama y anhela encontrarte, y abre tu corazón para recibir todo el amor que derramará sobre ti en este momento.
“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan” – Hebreos 11:6
3. Descansa en la presencia de Dios. Pasa tiempo hablando con él, recibiendo más de él y siendo transformado por su cercanía. Recibe su amor. Arroja tus cargas sobre él. Habla con él sobre cualquier cosa que te esté pesando hoy.
“Para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios” – Efesios 3:17-19
“Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes” – Salmo 36:5
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes” – 1 Pedro 5:7
Si bien solo podemos apenas vislumbrar a Dios aquí en la tierra, esto es inequívocamente mejor que cualquier otro espectáculo. Un vistazo de Dios es más poderoso que un viento que corre, más real que tu propia piel, más vasto que todos los océanos juntos y más satisfactorio que el tiempo que pasas con tu amigo más cercano. Cualquier anhelo que sientas insatisfecho se puede apagar con un vistazo de tu Dios. Corre a su presencia cuando lo necesites, o cuando te sientas atacado o insatisfecho. Corre a tu tienda de reunión cuando necesites descanso, orientación, o para hablar con Dios. Que puedas crecer en tu deseo y habilidad de encontrarte cara a cara con tu Padre celestial, hablar con él y sentirte satisfecho con su amor.
Lectura Complementaria: Éxodo 34:29-35
Por Craig Denison