Mi templo

“¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?”, 1 Corintios 3:16

La Escritura es clara en que, como creyentes, cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros.

Por lo tanto, en todo lo que haga y a donde quiera que vaya, el Espíritu Santo está conmigo en mis palabras y en mis acciones. Ese es un pensamiento que debería hacer que los cristianos se detengan y reflexionen sobre lo que decimos y hacemos. Somos templos reales en los que el Espíritu Santo vive.

A menudo me he arrepentido de algo que acabo de decir, de hacer o pensar por incluir al Espíritu Santo en mi pequeñez (o la ira, el resentimiento o la irritación).

En el Antiguo Testamento, Dios decidió dar a conocer Su presencia en el templo (el edificio). Ahora, viviendo bajo el Nuevo Pacto, el Espíritu vive dentro de cada cristiano nacido de nuevo.

Cuando la Escritura habla de entristecer al Espíritu Santo, creo que significa que el Espíritu está entrelazado emocional, espiritual y físicamente con cada uno de los creyentes. Es por esto que debemos llevar nuestros pensamientos, acciones y hechos bajo el control de Dios.

"Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común", 1 Corintios 12:7 

 

Lectura Bíblica Diaria

2 Pedro

Judas

Loading controls...