Le dije sí a mi mejor amigo (Primera parte)

¡Sí! ¡Le dije que sí quería ser su novia! O dicho de otra manera, le dije que sí, que también era mi decisión que nuestra relación de amistad de cuatro años pasara a una relación de amistad más cercana.

Antes de contarles acerca de cómo Dios escribió mi historia de amor –a lo que la mayoría de las personas respondieron con un "¡Al fin! ¡Al fin!" y otros con un "¡Gloria a Dios!"– quiero que sepan que en mi espera de la voluntad de Dios, la compañía más dulce fue evidentemente la voz de mi Señor y el poder de Su Santo Espíritu.

Por ese motivo les compartiré lo más importante, lo que el Amante de nuestras almas le dijo a mi corazón durante este viaje:

"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Todo lo hizo hermoso en su tiempo”, Eclesiastés 3:1,11

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos -declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamiento”, Isaías 55:8-9 

“… Pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación…he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad”, Filipenses 4:11-12 

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él…”, Colosenses 2:9-10

“He aquí está tu sierva, hágase conmigo conforme a tu palabra”, Lucas 1:38 

Fue y sigue siendo un maravilloso tesoro que guardé en mi corazón, aunque, lo admito, olvidado algunas veces al dejarme ganar por el desánimo. Pero Dios mismo con Sus lazos de amor me tomó y me llevó a Su Palabra y lo recordó a mi alma.  ¡También es un hermoso regalo para ti que fuiste comprada por un alto precio en una cruz!

Te preguntarás, ¿por qué cuentas esta parte de la historia? Y yo respondo: ¡no hay nada más importante que maravillarse con el poderoso poder de la Palabra del Señor obrando a través de Su Santo Espíritu en nuestros corazones y de Su fidelidad en cada etapa de nuestras vidas! ¡Dios siempre está detrás de cada escena de nuestras vidas!

Y como adelanto… Aquí les cuento cómo conquisté el corazón de mi amigo. Fue más sencillo cuando lo entendí, tarde pero lo entendí:

  • Quitando la mirada del hombre y fijando los ojos solo en Cristo.
  • Rindiendo mis emociones y sentimientos a la obediencia de Cristo con sinceridad. Hago un énfasis en la sinceridad, porque muchas veces oramos al Señor rindiendo a medias está área de nuestras vidas.
  • Y, por último, seguí el consejo sabio que recibí de Elisabeth Elliot al leer el capítulo 7 del libro "Dama en espera": ¡LE DEJÉ EL ASUNTO A DIOS!

Es importante para mí contarles ahora desde este lado –cortejo bíblico- que lo más importante no es decirle sí al hermano de nuestros afectos, sino decirle sí a Dios, sí a Su voluntad.

Un sí a Dios significa que reconocemos que la muerte y resurrección de Cristo es lo más maravilloso que nos ha podido pasar, porque Sus manos y Sus pies fueron traspasados por clavos que tú y yo merecíamos, “pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muert[a]s en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo, por GRACIA somos salvas” y respondemos a este misterio con fe creyendo en Él.

Un sí a Su voluntad, es morir a nuestros deseos egoístas y pedirle al Señor con sinceridad que nos ayude a aceptar con gozo Su perfecta voluntad. Es decir que nos gozaremos en Su voluntad aun cuando no pase lo que nuestro corazón anhele.

Y tú, amiga soltera ¿le dices sí a Dios? Y tú hermana ¿le dices sí a la voluntad de Dios?

Por Yuliana Fragozo

Loading controls...