Las bendiciones de la obediencia

Leer Lucas 5:1-5

En Juan 14:15, Jesús enseñó a sus discípulos: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. En varias ocasiones, repitió la conexión entre el amor y la obediencia, debido a su gran importancia (vea v. 23; 1 Juan 5:3; 2 Juan 1:6).

Obedecer el plan de Dios equivale a decirle: “Te amo”. Tener la perspectiva correcta de la obediencia nos permite soportar cualquier dificultad. Y Dios derrama sus bendiciones sobre quienes le obedecen.

Considere el ejemplo de Pedro. El Señor Jesús le pidió que le permitiera utilizar su barca para predicar a la multitud. Después de haber pasado toda la noche sin atrapar ningún pez, Pedro podría haber dado a Jesús una excusa —que estaba demasiado cansado o que había mucha limpieza por hacer. Pero, en vez de eso, respondió positivamente a la petición de Jesús, y dio un paso hacia la vida de obediencia y bendición. Visto superficialmente, prestar una embarcación para ayudar a Jesús no parecía ser importante más allá de ese momento. Pero Dios tenía más en mente. Iba a usar la vida de Pedro, y le haría un pescador de hombres (Mateo 4:19).

Puesto que somos incapaces de prever lo que el Señor tiene en mente, es posible que no podamos comprender la importancia de lo que Él nos pida. Podríamos estar tentados a modificar su petición para que se adapte a nuestro gusto, retrasarla para un momento más conveniente, o simplemente no hacer nada. Tales acciones son siempre poco sabias.

Dios recompensó a Pedro con el servicio en su reino. Él quiere hacer lo mismo con nosotros. ¿Cómo le está moviendo el Espíritu, y cuál es su respuesta?

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