No sé lo que piensen ustedes, pero a mí no me gusta entrar en conflictos en los que sé que me superan en número o en potencia de fuego. Ustedes saben, cuanto más conscientes estemos de los poderes espirituales que están ahí afuera para destruirnos, más temerosos estaremos. Satanás es un destructor implacable, miren lo que le pasó a las personas que sufrieron posesión demoníaca. Pero nuestro Dios no nos enviará desarmados.
La Biblia dice en Efesios 6:11,17, “Vestíos de toda la armadura de Dios. Tomad . . . la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. Dios le ha dado a cada uno de Sus creyentes el arma más poderosa de la tierra, Su palabra (no mis débiles palabras, sino Su poderosa palabra). Cuando decimos lo que Dios dice, hasta el más feroz de los demonios del infierno debe retroceder.
No tenemos que simplemente absorber los golpes de Satanás agazapados toda la vida en una postura defensiva, sino que podemos atacar proclamando la Palabra por medio de literatura, de los medios de comunicación, la Internet y nuestra propia boca.
