“…a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.” – Gálatas 1:5
Me desperté esta mañana con una llamada telefónica inesperada.
Era una de esas llamadas muy, muy temprano en la mañana… De esas llamadas que no quisieras recibir.
Ese tipo de llamadas que ves en la televisión o las películas y que en tus oraciones pides que nunca te pase a ti.
Y esa fue la llamada que recibí esta mañana.
Me decían al otro lado de la línea que un familiar muy cercano había fallecido esa noche, inesperadamente… Muy joven -demasiado joven- dejando atrás una familia de seis.
Mi corazón está roto y triste por aquellos que amamos, que están heridos y que se han quedado sin su padre terrenal, esposo, hijo y hermano.
Y en la medida que escribo estas palabras, recuerdo que nuestro tiempo en esta tierra es limitado. Nadie tiene el mañana garantizado. Debemos hacer lo mejor con nuestro tiempo ¡HOY!
La Biblia lo describe mejor en Santiago 4:14. Estamos aquí por un segundo…
Y nos están recordando esta verdad día tras día, cuando parece que el mundo está más y más sin control.
Crisis de Refugiados.
Diferencias Raciales
Bebés siendo asesinados antes de tener una oportunidad.
ISIS.
El dolor y la muerte se encuentran a nuestro alrededor.
Y estoy llorando porque nuestro mundo está abatido y en mi corazón, de una manera egoísta, solo quisiera estar en el cielo y quisiera que toda esta locura parara, porque estoy cansada de tanto dolor, tanto quebrantamiento. Estoy cansada de ver un mundo destrozado, lleno de maldad, orgullo y muerte.
Me duele el corazón y el alma.
Y mientras leo y medito en el pasaje de hoy con un corazón quebrantado, con los ojos rojos e hinchados de llorar, este versículo salta de la página:
“el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos.” – Gálatas 1:4-5
Ohhh amigas. ¿Quién dijo que como cristiana mi vida sería un cuento de hadas en la que estaría libre de dolor y quebrantamiento?
Jesús vino y sufrió en un mundo malo, muy mal.
¿Por qué? Para rescatarnos.
¿Por qué? Porque era la voluntad de Dios.
¿Por qué? Para la gloria de Dios.
Si Jesús vino a sufrir y a morir, ¿Por qué creemos que merecemos una vida fácil?
Jesús SE ENTREGÓ por nuestros pecados.
Jesús fue a la cruz por ti y por mí, por tu vecino que está en la calle de enfrente y por todos aquellos que vemos en la televisión que nos odian y odian todo aquello que nosotros creemos.
Jesús dio su vida por TODOS los pecados.
Y servimos a un Salvador que fue crucificado y nunca debemos olvidarlo.
La manera en la que el mundo ve el éxito y la manera en cómo lo ve Dios son totalmente diferentes. Desde el punto de vista del mundo Jesús falló. El murió. La cruz fue su final…
Pero cobra ánimo amiga, también servimos a un Salvador que RESUCITÓ, y el hecho de que Él resucitara de la muerte lo cambia todo. Habrá momentos en nuestras vidas en los que sintamos que la muerte nos está persiguiendo.
Los sueños mueren.
Las esperanzas mueren.
Las amistades mueren.
La gente muere.
Pero debemos saber que Dios está en control. Sus caminos no son nuestros caminos y “aunque andemos en valle de sombra de muerte” nuestro Dios está con nosotras (Salmos 23:4).
No nos dejará.
No Nos abandonará.
Y estará con nosotras hasta el fin del mundo.
Jesús es nuestro SALVADOR
Mientras que otros fundadores de religiones vinieron a enseñar a la gente, Jesús vino a rescatarlos.
“Jesús no es tanto un maestro como Él es un salvador. Porque eso es lo que más necesitamos. Nada de lo que somos o lo que hacemos nos salva.” - Tim Keller
Jesús hizo lo que no podemos hacer por nosotras mismas.
Su muerte en la cruz nos trajo a la presencia de Dios.
Él murió por mí y murió por ti. Y por Su muerte, los que aceptan Su regalo de la salvación ahora están libres del castigo y la condenación de nuestros pecados.
“Nosotros no pedimos ser rescatados, pero Dios en su gracia planeó lo que no nos dimos cuenta que necesitábamos, y Cristo por Su gracia vino a rescatar lo que nunca podríamos haber conseguido nosotros mismos.” – Tim Keller
En un mundo que está desesperado por ayuda… Jesús es la respuesta
Con la muerte de Cristo hemos sido rescatadas del PODER de este siglo malo.
Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (1 Juan 4:4)
Debemos asegurarnos de tomar este versículo con todas nuestras fuerzas -memorizarlo- colgarlo en nuestros hogares, pero lo más importante vivirlo diariamente en nuestras vidas.
Este mundo no es nuestra casa, pero hasta que Jesús nos lleve de vuelta a casa o vuelva por nosotras, necesitamos ser el cuerpo de Cristo aquí y AHORA.
El hecho de que seamos personas rescatadas del poder de este mundo no quiere decir que Dios nos va a sacar de él, lo que quiere decir es que no somos esclavas de ese poder (Romanos 6:6)
Que sea La VOLUNTAD de Dios y para Su GLORIA.
Jesús nos rescató para vivir para Dios.
Hay un propósito para tu vida y no es que vayas al cielo de la manera más segura posible.
Jesús se DIO a sí mismo para RESCATARNOS, para fortalecernos y para enseñarnos a vivir nuestras vidas ahora para su GLORIA.
Desafío: Toma un tiempo esta semana para reflexionar y centrar tu mente en el sacrificio de Jesús en la cruz. ¿Eres plenamente consciente de que no hace falta nada más que creer en Cristo para ser salva? ¿De qué manera puedes glorificar a Dios con eso esta semana?
Por: Ángela Perritt