Honrando una promesa
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“Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque Él no se deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo. Es mejor que no hagas votos, a que hagas votos y no los cumplas” – Eclesiastés 5:4-5
Un principio que se ha pasado por alto en gran medida en nuestra generación es la de hacer votos. Un voto es, literalmente, una promesa.
Cuando alguien pide prestado dinero, él o ella hace una promesa de pago de acuerdo a las condiciones acordadas del préstamo (no importa si se trata de un préstamo bancario, préstamo personal, o el uso de una tarjeta de crédito). Una vez que se sella un acuerdo, el reembolso no es una opción. Se trata de un absoluto en lo que a Dios se refiere.
Como representantes de Jesucristo ante el mundo, los cristianos son amonestados a pensar en el futuro y considerar las consecuencias de sus acciones.
Una vez que un cristiano pide dinero prestado, el voto debe ser honrado y el dinero reembolsado.
Si no puede mantener sus votos, no los haga.
Lectura Bíblica Diaria:
Salmo 119: 89-176