En Filipenses 3:13, Pablo dice:
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante." (RVR1995)
La frase a la que quiero dirigirlo hoy es la declaración de Pablo: una cosa hago. Estas palabras son el eco de las que declaró el rey David: “Una cosa deseo”; y también las de Jesús cuando le dijo al joven rico: “Una cosa te hace falta”.
Después está el hombre que había sido ciego desde su nacimiento y que fue sanado por Jesús. Cuando le cuestionaron, él dijo: “Solo sé una cosa: Estaba ciego, y ahora veo”. Una cosa hago; una cosa deseo; una cosa te hace falta; uno cosa sé.
Cada una de estas declaraciones señala una cuestión vital necesaria si es que va a crecer en su vida espiritual: ENFOQUE.
El problema con muchas personas es que están muy dispersas. Están tratando de hacer todo y ser todo. Quieren ser aprendiz de todo pero terminan siendo maestros de nada.
Si usted hoy se identifica con esto, permítame hacerle una pregunta: ¿Cuál es el elemento principal que debería ser el enfoque de su vida?
Tengo un amigo muy talentoso que me vuelve loco. Podemos estar viajando en su auto durante una hora y, en esa hora, me habla de 21 ideas nuevas. Está tratando de ser tantas cosas y de hacer tantas cosas que no es tan eficaz como podría serlo en cualquier cosa.
Mi pregunta para usted es ésta: Si se llegara a morir hoy y estuviera delante de Dios, ¿cuál sería esa única cosa que Dios le preguntaría? Pablo dijo: “Una cosa hago”. ¿Cuál es esa única cosa para usted?
