En la espera, puedes confiar en el tiempo de Dios

“Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe…. No te inquietes ni te preocupes — que eso únicamente causa daño”, Salmos 37:7-8 (NTV). 

Cuando persigues el sueño de Dios para tu vida vas a tener que pasar por tiempos de espera. Dios usa esos periodos como preparación y evaluación para que puedas enfrentar lo que sea que venga en la siguiente fase de tu fe. 

La mayoría de nosotros nos preocupamos cuando estamos en tiempos de espera, nos estresamos, nos quejamos, nos ponemos tensos. Cuando Dios puso un tiempo de espera en los Israelitas en su camino entre Egipto y la tierra prometida, ellos reaccionaron de la misma manera: “pero el pueblo se impacientó con tan larga jornada y comenzó a hablar contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos sacaron de Egipto para morir aquí en el desierto? —Se quejaron—”, Números 21:4b-5a (NTV). 

La queja y la inquietud fueron los pecados que mantuvieron a los israelitas fuera de la tierra prometida. No importaba lo que Dios ya había hecho, ellos encontraban algo de qué quejarse. Primero no tenían agua, así que Dios les dio agua. Luego no tenían comida, pero cuando Dios les proveyó, ellos se quejaron por la comida que recibieron. Es fácil quejarse cuando nos vemos obligados a esperar, ¿verdad? No nos importa esperar siempre y cuando nos podamos quejar. 

Proverbios 19:2 dice, “El entusiasmo sin conocimiento no vale nada; la prisa produce errores”, (NTV). Es frustrante tener prisa y que Dios no la tenga. ¡Dios nunca tiene prisa! La Biblia dice que para Dios un día es como mil años y mil años como un día. Él es superior al tiempo. Una de las cosas más inútiles de hacer es intentar apurar a Dios. Cuando intentamos tomar las cosas en nuestras manos y ayudar a Dios, nos metemos en problemas. 

Cuando tienes un sueño de parte de Dios y tomas la decisión de ir tras él, pero luego llegas a la sala de espera de Dios, comienzas a buscar caminos para cumplir ese sueño por tu cuenta. 

Pero la Biblia dice que confíes en el tiempo de Dios: “Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe… No pierdas los estribos, que eso únicamente causa daño”, Salmos 37:7-8. 

Descansar puede ser un acto de fe. Eso significa que estás esperando en Dios. Cuando Jesús y sus discípulos estaban en el barco que fue atrapado en una gran tormenta, Jesús estaba durmiendo mientras que los discípulos estaban aterrados. Cuando lo despertaron, le dijeron: “¿Por qué estabas dormido?” Él respondió, “¿Crees que Dios iba a permitir que el barco se hundiera conmigo dentro?” Al dormir durante la tormenta, Jesús estaba diciendo que Él podía confiar en Dios, aún en medio de una tormenta. 

Cuando estamos en una "tormenta", tendemos a mantenernos despiertos toda la noche y molestarnos por ello. Pero eso significa que no estamos viviendo por fe. No podemos dormir porque no estamos realmente confiando en Dios. Dios dice, “No te preocupes. Recuerda que siempre estoy contigo, solo confía en mí”. 

La preocupación solo te hace miserable. Así que deja de preocuparte y comienza a confiar en Dios para que trabaje en ti y a través de ti mientras estás en espera, en el camino hacia tu sueño.

Reflexiona sobre esto: 

- ¿Por qué nos sentimos culpables cuando descansamos?

- ¿Qué crees que Dios está intentando enseñarte mientras estás en la sala de espera? ¿Qué has aprendido sobre ti mismo y sobre Dios en esos tiempos de espera?

- ¿Qué cosa puedes cambiar respecto a tu agenda o tus expectativas para que no seas tentado a apresurar a Dios en esta fase de la fe?


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Este devocional ©2016 por Rick Warren. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.

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