La preparación viene antes de la promoción. El camino hacia arriba quizás al principio vaya hacia abajo por un tiempo.

No es inusual que el ascenso de Dios al principio parezca un descenso, o que uno se sienta como si fuese de reversa.

Hay un par de buenos ejemplos de esto en la Biblia. Por ejemplo, ¿se acuerda de cómo José en Génesis 37 soñó como algún día reinaría sobre sus hermanos, que Dios le iba a ascender a un puesto de prominencia?

¿Qué sucedió? Sus hermanos le echaron a un pozo, fue vendido como esclavo a unos comerciantes y, después, fue vendido nuevamente en una subasta en Egipto. Encima de eso, terminó en prisión acusado falsamente y pasó varios años encarcelado, y aparentemente olvidado.

Pero sin esas experiencias, José no habría estado listo para gobernar. La preparación viene antes de la promoción. El camino hacia arriba quizás al principio vaya hacia abajo por un momento.

David es otro ejemplo de cómo Dios “desciende” para promover. ¿Recuerda en 1 Samuel 16:12–13 cómo David fue ungido rey cuando aún era un pastor?

Isaí mandó a buscarlo, y se lo trajeron. Era buen mozo, trigueño y de buena presencia. El Señor le dijo a Samuel: ―Este es; levántate y úngelo. Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá.

Ésta es una promoción bastante grande para un joven pastor, ¿no cree? Sin embargo, durante años, David vivió la vida de un fugitivo, mudándose de un lugar a otro, viviendo en las cuevas, siendo buscado. Fue separado de todos y de todas las cosas que amaba.

Su promoción terminó mas bien como un descenso, lo cual es a menudo la manera de trabajar de Dios. En el proceso de su promoción, Él lo llevará a través de tiempos difíciles para prepararle para esa promoción.

Solamente recuerde: el camino hacia arriba a menudo va hacia abajo.