Dios y mi gratitud

¿No le molesta cuando otras personas se benefician de usted y no lo reconocen? ¿No le molesta cuando hace cosas por otras personas y ni siquiera se acuerdan de darle las gracias? ¿Se puede imaginar el dolor que hay en el corazón de Dios cuando se ignora al Dador de toda buena dádiva?

El espíritu de gratitud es un comportamiento aprendido. Los padres tienen que trabajar en ello y trabajar con sus hijos. Muchos de los adultos, yo incluido, todavía están trabajando en sus propias actitudes. A veces tengo que volver a descubrir la transformadora verdad de que absolutamente todo lo bueno que hay en mi vida viene del cielo.

Haga el inventario de sus tesoros en este momento, como la abundancia de comida en su entorno, tanta que muchas personas en diversos países desarrollados del mundo están tratando desesperadamente de no comer tanto; la ropa básica nunca ha sido más barata; la tecnología de las comunicaciones lo mantiene en contacto con personas de todo el mundo. Por medio de Cristo usted es parte de una familia espiritual, y por medio de Él su vida tiene significado y sentido.

“Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia” (Salmo 136:1-3). Los más grandes de los dones de Dios son el amor y el perdón por medio de su Salvador Jesús. ¡Él es realmente bueno! Su victoria sobre Satanás no se puede deshacer. ¡Su amor perdurará por siempre!

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