¿Correr o relajarse?
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“Ruego, por tanto, que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, porque son vuestra gloria” – Efesios 3:13
Nuestra primera reacción a las presiones de la vida es correr. Simplemente es más fácil retirarnos y sentir lástima por nosotros mismos que estar de pie contra el enemigo.
Nadie puede cuestionar el valor de Elías o su compromiso con Dios. Varias veces arriesgó su vida para entregar los mensajes del Señor. Y, aun así, justo después de que había invocado el fuego de Dios desde el cielo y destruido a los profetas de Baal, corrió cuando Jezabel lo amenazó.
En 1 Reyes 19: 4 se encuentra debajo de un árbol de enebro, pidiéndole a Dios que lo dejara morir. En su lugar, Dios lo consoló, le dio de comer, y le dijo que se relajara y descansara. Más tarde, cuando Elías ya se había fortalecido, Dios lo envió de nuevo a la batalla.
También está el apóstol Pablo: Él debió haber tenido algunas dudas serias sobre las dificultades que enfrentaba durante su servicio al Señor. Pero la característica abrumadora que vemos en las cartas de Pablo es la capacidad de relajarse y disfrutar de la vida –estar contento– independientemente de las circunstancias externas.
Cuando estás en medio de circunstancias difíciles, ¿puedes decir que tú –al igual que Pablo– estás relajado? ¿O es que tú –como Elías– corres?
Para honrar a Dios, tenemos que ser más como Pablo: relajados y contentos con nuestras circunstancias.
"Invoco al Señor, que es digno de ser alabado, y soy salvo de mis enemigos" (Salmo 18: 3).
Lectura Bíblica Diaria:
2 Samuel 23:1-7
1 Reyes 1:1-2; 12