“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”, Santiago 1:2
Siempre había pensado que Santiago era más que osado al pedirnos que “nos gozáramos cuando nos encontráramos en medio de pruebas y tribulaciones”.
Pero a lo largo de su explicación en los versículos siguientes, al igual que en otros pasajes, me percaté que tenía razón. Sin la intención de ser estoica, entiendo que Santiago tiene un punto y el mismo permea toda la Biblia: las pruebas, aflicciones y tribulaciones tienen múltiples propósitos como moldearnos, madurarnos, fortalecernos, conformarnos al corazón de Dios y, por ende, habilitarnos para ser instrumentos útiles en Su obra.
Aprendí que Dios desea rompernos para que brote algo nuevo. Para que salga la fragancia y lo valioso que está dentro, lo escondido y protegido por corazas absurdas.
Así como hay que romper las alcancías, las nueces, el huevo, el coco, los regalos y la placenta del embarazo, Dios tiene que quebrantarnos para que salga la bendición. Para que salga lo nuevo que Él ha hecho en nosotras.
Puede que hoy estés bajo el martillo de las pruebas: una pérdida, un distanciamiento, una enfermedad, una dificultad o un rompimiento. Recuerda que Dios hará brotar algo mejor, un amor renovado, un carácter domable, una decisión firme, una vida dispuesta, una amistad nueva, o una mayor comunión con Cristo, entre otros resultados. Solo tú y Él lo podrán saber.
¡Ahora sí! Como dice Santiago, podemos tener “sumo gozo” cuando nos hallemos en diversas pruebas.
Oración: Padre, aunque deseamos sentir tus manos cariñosas, lo cierto es que a veces no aprendemos sino a palos. Es una manera extraña pero eficaz. Gracias. Por Jesucristo, amén.