Terminamos esta serie de mensajes meditando sobre otro principio bíblico imprescindible para nosotros como embajadores del Cielo: la obediencia. Quizá no nos hace demasiada gracia hablar de ella, pero creo que es esencial para nuestras vidas, y, cuando la ponemos en práctica y decidimos obedecer en todo a Dios, nos hace crecer de una manera increíble.
Claudette, una lectora de Un Milagro Cada Día, me escribió esto: “Trabajo en un proyecto de lucha contra el cáncer. Debido a ello, todos los días me encuentro en mi despacho con hombres, mujeres y niños dañados con esa enfermedad. Un Milagro Cada Día es mi oxígeno para poder seguir adelante con mi misión, ya que me da fuerzas y me inspira para compartir versículos y pensamientos de aliento con estas personas. Cada persona que pasa por mi consulta sale con un mensaje de aliento basado en la Palabra de Dios. Muchos, de hecho, llegan con lágrimas, pero cuando salen reencuentran la sonrisa, el gozo de vivir a pesar de su enfermedad, creyendo que solo Jesús es capaz de darles la paz y la fuerza que necesitan. Todos aceptan poner su confianza en Jesús, el gran médico”.
Como Claudette, a la que felicito por lo que hace con sus pacientes, Dios quiere que seas una luz en tu lugar de trabajo, y que puedas compartir Su amor con aquellas personas rotas que están a tu alrededor. Ser un(a) embajador(a) del Cielo implica también estar dispuesto(a) a hacer lo que Dios nos diga, estar listos para pasar a la acción.
Esta es la promesa que Dios nos da: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Éxodo 19:5).
Dios da Su amor a todas las personas por igual, pero no hace lo mismo con Su favor. Él da Su favor a aquellos que le aman y que buscan obedecerle de todo corazón, para que puedan cumplir la misión que ha preparado para ellos aquí en la tierra. La obediencia abre las puertas al favor de Dios en nuestra vida, ya que, al que es obediente y fiel en lo poco, ¡Dios le pone sobre lo mucho!
La séptima clave para traer el Cielo a la Tierra, por tanto, es: ¡Obedece a Dios en todo!
Hay momentos en los que quizá te sientes débil y no quieres hacer ciertas cosas que sabes que Dios te está llamando a hacer. Pero, cuando aun así decides sacrificarte y obedecer, puedes estar seguro que el Señor estará a tu lado para ayudarte. Dios no es un tirano, ni te exige más de lo que puedes dar; Él es un buen Padre, y aunque aveces te llame a hacer cosas que te parecen complicadas o que no te gustan, puedes estar confiado de que lo hace por amor, y que estará contigo a cada paso, apoyándote y dándote fuerzas. ¡Nunca te dejará solo(a)!
Querido(a) amigo(a), te animo a que entregues tu vida por completo al Señor, y a que decidas obedecerle en todo. ¡Que cuando los desafíos lleguen, seas de aquellos que deciden seguir a Dios y a Su Palabra, cueste lo que cueste! Y puedes estar seguro de que Dios extenderá tus límites, te dará más de su favor, y cuando sientas que no tienes más fuerzas, Él mismo te llevará en Sus brazos.
¡Querido(a) amigo(a), a través de ti, un gran número de personas va a ser bendecido! ¡Lo creo con todo mi corazón!
Gracias por existir,
Éric Célérier