Los árboles pueden vivir mucho tiempo, mucho más que una persona. ¿Sabías que el árbol más viejo de Francia tiene unos 2.000 años? Se trata del famoso olivo de Roquebrune, que, según dicen, aun a día de hoy sigue produciendo sus pequeñas aceitunas. ¡Qué ejemplo de longevidad!
Esta clase de árbol inspira respeto. Cuando pasamos cerca de uno de ellos, podemos imaginarnos que ya estaban vivos en los tiempos de Gutenberg, Carlomagno, ¡e incluso quizá en los de Jesús!
Uno de los nombres con los que se llama a Dios en la Biblia es “la fortaleza de los siglos”: “Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isaías 26:4).
Querido(a) amigo(a), ¡ya lo sabes! Dios ha estado y estará siempre ahí, desde siempre, indestronable, intemporal y eterno.
¿Hay algo que debas temer cuando te das cuenta de que un Dios tan enorme tiene tu vida en el hueco de Sus manos? Puedes apoyarte en Él: es sólido, eterno, y suficientemente fuerte como para llevar todas las cargas que te abruman y que te aplastan.
Gracias por existir,
Éric Célérier