Dios no hace clones. No le interesó crear robots y no busca tampoco cristianos perfectos y sin defecto. ¡Él nos ama por quienes somos! Me ama a mí por quien soy, y te ama a ti por quien eres. Jesús es el Buen Pastor, el que conoce a cada una de Sus ovejas por nombre. ¡Él te conoce muy bien, amigo(a) mío(a)!
“El portero le abre la puerta, y las ovejas reconocen la voz del pastor y se le acercan. Él llama a cada una de sus ovejas por su nombre y las lleva fuera del redil” (Juan 10:3).
Cuando estés ante Él, Jesús no te preguntará por qué no has sido como Moisés o como Joyce Meyer. Lo que sí podría preguntarte, por el contrario, es por qué no has sido tú mismo.
¡Eres absolutamente único y nadie más que tú puede ser tú! Aprende a estimarte tal cual eres, con tus virtudes y tus defectos. Aquello que está aún en vías de perfeccionamiento en tu vida es una ocasión para que Dios te muestre Su ayuda transformadora por medio de Su Espíritu Santo.
¡No te excuses por existir, querido(a) amigo(a)! Al contrario, ¿por qué no le das gracias a Dios por ser quien eres?
“¡Señor Jesús, te doy gracias por quien soy, porque he sido creado maravillosamente por ti! Tus obras son admirables, lo sé muy bien” (extraído del Salmo 139:14).
¡Gracias por existir!
Éric Célérier