La disciplina de la sencillez

Pasaje Bíblico: “Nuestro motivo de orgullo es el testimonio de nuestra conciencia ante Dios, que nos dice que en este mundo, y especialmente con ustedes, nos hemos comportado no con sabiduría humana, sino con la sencillez y la sinceridad que proviene de Dios”. 2 Corintios 1:12 RVC  

A menudo nos privamos de vivir vidas marcadas por la alegría y la paz de nuestro Padre celestial debido a nuestra continua búsqueda de más. El primer pecado de la humanidad fue perseguir más de lo que Dios había planeado para nosotros, y el enemigo hoy continúa tentándonos con lo mismo. Un valor central de este mundo es “más”: más dinero, más fama, más amigos, más éxito, más felicidad, más posesiones, más de cualquier cosa porque nos sentimos insatisfechos con nuestras vidas. Buscamos constantemente aquello que nunca nos satisfará plenamente en el presente y que no nos llevará a un estilo de vida de satisfacción continua.

Pablo escribe en 2 Corintios 1:12 RVC: “Nuestro motivo de orgullo es el testimonio de nuestra conciencia ante Dios, que nos dice que en este mundo, y especialmente con ustedes, nos hemos comportado no con sabiduría humana, sino con la sencillez y la sinceridad que proviene de Dios”. La sencillez es una disciplina dada por Dios que poda las ramas muertas que efectivamente agotan la energía, el tiempo y la provisión con que Dios nos ha bendecido. Cuando tomamos la decisión de dejar de buscar más, nos alineamos con el Espíritu y ponemos nuestra confianza y fe en Dios en lugar de ponerla en nuestra propia comprensión.

Como verás, en el centro de una búsqueda continua de “más” está la falta de fe en la bondad de Dios. Si realmente creyéramos que Dios provee todo lo que necesitamos, nunca nos iríamos lejos de su provisión ni nos esforzaríamos por tener más. Adán y Eva cuestionaron la bondad de Dios y de ese modo trajeron a la humanidad la naturaleza destructiva del pecado. Decidieron por sí mismos qué era lo suficiente en lugar de confiar en que Dios sabría qué era lo mejor para ellos.

Nuestra propia fruta prohibida adquiere todo tipo de formas. Vamos hasta el hueso buscando un sabor de mayor éxito, al mismo tiempo que nos olvidamos para quién trabajamos en primer lugar. Tomamos la provisión financiera dada por Dios y la desperdiciamos en placeres mundanos en lugar de invertirla en aquello que realmente nos satisfará. Tomamos lo que recibimos de Dios y lo usamos para financiar la autocomplacencia en lugar de compartirlo con aquellos a quienes Dios nos puso cerca desde el principio para que podamos bendecirlos. Y tomamos el valioso recurso del tiempo y lo desperdiciamos en búsquedas que, desde el comienzo, nunca fueron la intención de Dios.

Necesitamos desesperadamente transformación y entrenamiento en la disciplina de la sencillez. Debemos ofrecer nuestro tiempo, energía y dinero a Dios siguiendo la guía de su Espíritu y su palabra, para experimentar la alegría y la paz que trascienden las circunstancias y posicionándonos a través de la fidelidad para recibir más de lo que Dios desea darnos.

Mateo 6:21 dice: “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Tómate un tiempo en la oración guiada colocando todo tu tesoro en el único lugar que pueda ofrecerte inversión eterna: con tu Padre celestial.

Guía de Oración:

1. Medita sobre la importancia de la simplicidad y la búsqueda destructiva de más.

“Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas”. Lucas 16:13

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.  Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor”. Efesios 5:15-17

2. Reflexiona sobre las áreas de tu vida que no están marcadas por la sencillez. Pídele al Espíritu que te convenza de todo aquello de lo cual necesitas deshacerte. Es increíblemente importante notar la diferencia entre culpabilidad y convicción. La convicción del Espíritu siempre opera con amor y siempre te traerá paz interior y gozo a medida que cumples con obediencia.

“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”. Gálatas 5:22-23

3. Comprométete a poner fin a la búsqueda de más, confiando en la provisión y la bondad de tu Padre celestial. Confía solo en él y pídele que te guíe a un estilo de vida sencillo.

“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’. Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas”. Mateo 6:31-33

“Nuestro motivo de orgullo es el testimonio de nuestra conciencia ante Dios, que nos dice que en este mundo, y especialmente con ustedes, nos hemos comportado no con sabiduría humana, sino con la sencillez y la sinceridad que proviene de Dios”. 2 Corintios 1:12 RVC

Dios tiene diferentes planes para cada uno de sus hijos. Él tiene la intención de que algunos vivan en la pobreza sin ningún tipo de posesiones, mientras que a otros quiere bendecirlos en abundancia para que tengan el privilegio de colaborar con él para a su vez bendecir a otros. La Biblia es clara al mostrarnos que nuestro Dios da buenos y perfectos regalos. Le encanta bendecir a sus hijos. Para vivir de una manera simple, solo necesitamos vivir en una relación continua con el Espíritu Santo permitiéndole que nos muestre qué reglaos vienen de él y si son para nuestro beneficio o placer o son para regalar a otros. Que encuentres una paz más profunda a medida que creces confiando en Dios siguiendo la guía perfecta y abundante del Espíritu Santo.

Lectura Complementaria: 2 Corintios 1

Por Craig Denison

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