Yo no juego golf competitivo ni por dinero, y eso es bueno porque no soy un buen jugador. Los tontos con los que juego, después de burlarse un poco y de hacer algunas observaciones pertinentes, de vez en cuando me dan una reprimenda después de un swing particularmente desastroso.
Jesucristo ha pagado hasta nuestro último mal desempeño. A pesar de que vamos a ser pecadores hasta el día en que muramos, su gracia significa que ha querido amarnos incondicionalmente. También significa que cada día podemos comenzar de nuevo, porque su misericordia es nueva cada mañana.
Esto significa que nuestro Padre, como el padre de la parábola del hijo pródigo, nos da una segunda oportunidad (y muchas más): “Cuando aún estaba lejos [el hijo pródigo], lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó” (Lucas 15:20). ¿No es un gran consuelo saber con toda certeza que los brazos del Padre que lo perdona lo están abrazando ahora mismo, y que así será mañana también? Cuando su corazón está quebrantado y arrepentido, ¿puede creer que Dios realmente corre a abrazarlo?
P. D. Los que saben que han sido perdonados por la gracia están llamados a tener la misma misericordia para los necios y los pecadores que hay a su alrededor.