Transformados

“He aquí os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados”, 1 Corintios 15:51

La Biblia llama al creyente prisionero de esperanza. Esto no se centra en cosas que vienen, sino en la Persona que las hace posibles: “Cristo es en vosotros esperanza de gloria”. La esperanza del encuentro con el Señor abre también una nueva perspectiva que será la perpetua realidad de cada uno de nosotros. El apóstol habla aquí de un misterio, que no es algo reservado y oculto, sino la revelación de lo que estaba en el pensamiento de Dios, pero que no lo había comunicado antes.

La primera manifestación del misterio es que no todos dormiremos, término usado para referirse a la muerte del creyente. Todos esperamos el traslado o arrebatamiento de la Iglesia. El Señor viene a buscarnos y lo hará en cualquier momento. Nuestra primera esperanza es que puede ocurrir antes de que partamos del cuerpo para estar con Él. Levantamos los ojos al cielo y esperamos que el Señor aparezca para cumplir Su promesa: “vendré otra vez y os tomaré a mí mismo”.

La segunda manifestación es que todos seremos transformados. Los creyentes muertos serán resucitados, los vivos transformados. Esto será recibir el cuerpo de resurrección, adaptado a la nueva experiencia celestial. Pablo dice que será en un momento tan breve como un parpadeo. A la final trompeta, es decir, un tiempo desconocido para el hombre, pero conocido y determinado para Dios. La trompeta habla de soberanía divina actuando en la ejecución de Su programa.

Entonces los muertos resucitarán incorruptibles y los vivos transformados, todo esto al mismo tiempo. Lo que hasta ahora es corrupción, que se hace visible en la debilidad y las enfermedades, desaparecerá para dar paso a un cuerpo incorruptible elevado por el poder de Dios a una existencia inalterable. Los revestidos de inmortalidad ya no experimentaremos muerte. El apóstol enseña sobre esto en versículos anteriores. El cuerpo que se corrompe, resucitará incorruptible; no sólo estará libre de corromperse sino en una esfera donde no puede afectarle la corrupción. El que pasa por un proceso que llama deshonra (v. 43), que se deteriora por la edad y las enfermedades, se transformará en gloria, semejante al cuerpo resucitado del Salvador.

También sentimos hoy las debilidades, donde el tiempo va mermando nuestras fuerzas, pero recibiremos el cuerpo espiritual, dotado de energía que ahora no se puede concebir, para vivir en una nueva dimensión. Pablo llama a nuestro cuerpo, cuerpo animal, sujeto al alma y controlado por ella, con las emociones, tristezas, angustias y lágrimas que nos son propias, pero seremos dotados de cuerpo espiritual, que no estará sujeto a estas experiencias y nos permitirá vivir la gloriosa vida en la presencia del Señor.

Tal vez estemos pasando por experiencias difíciles. Es posible que nuestras fuerzas debilitadas nos estén haciendo sentir lo que es natural para el hombre. Es posible que nuestros días transcurran en medio de sufrimiento y limitaciones. Por eso el Señor nos trae el consuelo en estas palabras: “todos seremos transformados”.

Oración: Alma mía, gózate porque el tránsito es corto. El camino difícil terminará en las praderas hermosas del cielo. Pronto seré transformado y estaré siempre con Jesús. Por siempre te doy gloria Señor, amén.

Por Samuel Pérez Millos

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