“Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre", Jueces 6:11-16
Gedeón, cansado de toda la situación que estaba sucediendo con los madianitas, desesperanzado, agotado y sin fuerzas, había perdido la confianza en Dios y empezaba a dudar de lo que le habían contado sus padres sobre las maravillas y grandes proezas del Señor.
En un momento difícil, un ángel se le aparece y le dice: “Jehová está contigo, hombre esforzado y valiente” (v.12). Luego, se le encomienda una misión: “ve con esa fuerza y libera al pueblo de los madianitas”.
En ese momento Gedeón -el hombre fuerte y valiente mencionado anteriormente- empieza a dudar de sus capacidades, empieza a dudar de lo que Dios le dotó desde el día que fue engendrado y lo demuestra dando excusas.
Muchas veces en nuestras vidas se nos presentan oportunidades, puertas que el Señor abre a nuestro favor, y nos ponemos a dudar como Gedeón. Damos excusas y hasta eliminamos de nuestra mente la posibilidad de aceptar esa oportunidad, pues nos creemos incapaces. Mi amiga y hermana, esta es una manera de desconfiar de Dios.
Dios te dio un equipo con el cual trabajar, no dudes de las capacidades que Dios ha puesto en ti. Ahora, al momento que te ofrezcan una nueva posición de trabajo, míralo como una oportunidad que Dios te dio, como una bendición para ensanchar tu territorio, una bendición para que seas de bendición a más personas. Trázate grandes metas y deposítalas en las manos de Dios, y cuando estén a la vuelta de la esquina no dudes, confía que nadie puede cerrar la puerta que Él ha abierto a tu favor.
Dios describe a Gedeón como varón valiente y esforzado, pero Gedeón se describe como el más insignificante de la tribu más insignificante de Israel. ¿La imagen que tienes de ti misma está acorde a la imagen que Dios tiene de ti? Recuerda que el que te envió, el que permite que esa oportunidad se presente, es el mismo que prometió estar contigo todos los días hasta el fin del mundo.
Oración: Gracias Señor por recordarnos que tú, y no las circunstancias, gobiernas nuestra vida. Ayúdanos a mirar el futuro incierto y los retos que se presentan como oportunidades y puertas de bendición que debemos aprovechar. En el nombre de Jesús, amén.
Por Roselyn Lima