I-d-ó-n-e-a

“Y dijo Jehová Dios... le haré ayuda idónea para él”, Génesis 2:18

Después de crear a Adán, Dios tuvo una idea genial… crearle una esposa que fuera su ayuda IDÓNEA.

La Biblia es víctima de muchas injusticias por las constantes malas interpretaciones y me temo que Génesis 2:18 es un versículo que bien representa esta realidad. El texto dice ‘claramente’ que Dios le creó al esposo una ayuda “Idónea”, no “demonia”.

La mujer no es la consciencia del hombre, su madre, su aguijón, su criada, su hija, ni su peor pesadilla. Irrisorio como pueda esto parecer, existen mujeres que se creen la ayuda idónea de Satanás para hacerle la vida miserable al hombre; y en contraparte, existen hombres que creen que la mujer es un engendro del mal que debe ser maltratado. ¡Ni uno ni el otro!

Dios creó al hombre y la mujer en perfección y sabiduría con el objetivo de que, unidos en amor y respeto, y como reflejo de Su semejanza, fueran el complemento perfecto el uno del otro. No los creó para competir entre sí en ningún sentido, sino que más bien su diferenciación es justamente lo que permite la complementariedad entre ambos dadas las habilidades propias del diseño de cada uno. Esta complementariedad refuerza el rol y función que cada uno debe desempeñar para que el matrimonio funcione rítmicamente.

Lastimosamente sucede que con quien más unión se debe tener, el cónyuge, es precisamente con quien más disputas y diferencias existen. ¡Basta ya amadas! De Ezequiel 28 y Génesis 2-3 aprendemos que el frustrado plan de Satanás de hacerse Dios ha ocasionado que éste persiga arruinar la creación por medio de la relación del hombre y la mujer, responsables de “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread…” (Génesis 1:28).

Si quieres traer orden a tu vida matrimonial: renueva tu mente con la Palabra de Dios, ora, sujétate al orden y voluntad de Dios para tu vida y tu matrimonio, y respeta a tu marido aunque no se lo merezca. Nosotras tampoco merecemos el favor de Dios. Abre las vías de comunicación con tu esposo, ora con él y por él cada día y permítele ser el líder asumiendo tu rol y dejándole a él el suyo. Si él te abusa, ora, organiza tus pensamientos y busca ayuda competente de las autoridades.

Y si estas considerando casarte, asegúrate de que tu novio sea idóneo para ti; tu complemento perfecto en lo espiritual, familiar y profesional. Que sea un hombre de Dios, un cristiano con una vida espiritual probada y aprobada. Que honre a Dios y muestre su amor por ti llevándote al altar del matrimonio sin pedir adelantos. Ojo… cualquier cosa fuera de ahí es solo pasión y no tiene garantía de bendición perdurable. 

Oración: Amante Padre, quiero ser esa mujer idónea para lo que tú me diseñaste, capacitaste y llamaste en todas las áreas de mi vida. Dejo lugar a tu Espíritu para que controle mis impulsos y los de mi esposo. Restáuranos. En el nombre de Jesús, amén.

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