“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!”, Apocalipsis 3:15
A Dios no le gusta la indefinición. La consecuencia de la tibieza espiritual es repulsión: “…te vomitaré de mi boca” (v.17). ¿Cuándo estamos tibias?
- Cuando no somos ni fría ni caliente
- Cuando estamos “indefinidas”. Decimos que somos cristianas pero vivimos como el mundo
- Cuando somos indiferentes a las cosas de Dios y su pueblo
- Cuando buscamos excusas para disculpar nuestra falta de espiritualidad, participación y compromiso en las cosas de Dios
- Cuando somos flojas, poco fervorosas y tenemos falta de pasión espiritual
La tibieza tiene el grave peligro que encierra un espíritu tremendamente complaciente y engañoso.
Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad (v. 17) - Ellos mismos se alababan.
Dios dice: Y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo (v.17) - Dios reprocha; estaban perdidos.
¡Que diferencia! Ellos se habían envanecido y juraban que todo en sus vidas marchaba viento en popa. Estaban orgullosos de su condición y supuesta espiritualidad. Pero Dios le cierra una de las llaves del agua y le cambia la temperatura abruptamente demostrándoles que no. ¿Te ha pasado eso, que te cambien drásticamente la temperatura del agua?
Laodicea, representativa de la iglesia actual, era una iglesia materialista, complaciente, autosuficiente, arrogante (v.17) y mundana (v.18). Basaba su bienestar y progreso espiritual en las riquezas y posesiones materiales, e imperaba el egoísmo y antropomorfismo, o sea, la adoración a sí mismo, al hombre (v.17). “Yo soy”… Aquí el centro era el hombre, las personas, lo que a mí me gusta, y no Dios.
El versículo 20 muestra que no había lugar para Dios en esta iglesia. Él está fuera de la actividad diaria de la vida de sus feligreses y a la puerta esperando que ellos le den cabida y paso para entrar. Una iglesia sin Cristo. Hermanas, cuán posible y triste es vivir espiritualmente engañadas.
El mandato del versículo 19 de “ser celoso” sugiere que tenían liviandad y poca vigilancia en asuntos de fe y doctrina, y eran carentes de autenticidad espiritual. “Si alguno oye mi voz”… esto sugiere una iglesia que está espiritualmente sorda por la arrogancia y la prepotencia, y llena de sí misma. ¡Horrenda cosa es caer en manos del humanismo y materialismo!
Amadas, servir a dos señores ha resultado en: inconstancia, falta de poder y vidas espirituales estériles. Santiago 4:8 nos manda: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.
Entonces, ¿Cuándo fue la última vez que realizaste un inventario espiritual, que te congregaste consistentemente, que condujiste a otros a los pies de Cristo, que te involucraste en la obra de Dios y que seguiste a Cristo sin reservas? ¡Es tiempo ya! ¡Sube la temperatura!
Oración: Señor, perdona mi tibieza. Hoy me comprometo a calentarme congregándome y ejercitándome fielmente en todas las disciplinas espirituales. Desde hoy tú volverás a ser el centro de mi vida y no “yo”. Fortaléceme. En el nombre de Jesús, Amén.