Belleza personificada

“Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; …Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?”, Salmos 8:1, 3-4

¡La creación es una composición magistral! “Cuando veo los cielos obra de Tus dedos”, fueron las admiradas palabras de David. Un mundo de pureza, belleza, texturas, formas y precisión.

Partiendo de la perfección y belleza de la creación, concluimos que Eva, como mujer, tuvo que haber sido la personificación de la pureza, perfección y belleza en todos los sentidos, pues Dios solo hace cosas maravillosas y produce diseños divinos.

Recuerdo al principio de mi conversión ver un lápiz en una librería cristiana que leía: “Sé que soy alguien porque Dios no hace porquerías”. Esa verdad cambió para siempre mi perspectiva personal de la vida y al día de hoy lo recuerdo y tengo muy presente.

Al igual que Eva, nosotras somos parte del diseño espectacular de Dios. Como ella, estamos capacitadas para reflejar un mundo de pureza y belleza por medio de nuestra posición como mujer, nuestras palabras, nuestras acciones y nuestro estilo de vida.

Amadas, el mundo está necesitado de nuestra belleza y todas las cualidades con que Dios tan graciosamente nos ha dotado. Levantémonos en el nombre del Señor de la depresión y la baja autoestima, y conforme al diseño maravilloso que tenemos realicemos con gracia y amor las labores para la cual Él nos creó y capacitó.

Oración: Padre Amante, gracias por crearme con tanto esmero, detalle y hermosura. Honraré la belleza con que tú me has provisto como mujer y personificaré una Maestra del Bien en palabra, pensamiento y acción. En el nombre de Jesús, amén.

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