“Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”, Apocalipsis 2:7
¡Estamos en una milicia!
Vivimos en una constante lucha en contra de todo aquello que nos aparta de las cosas del Señor. ¿No te parece? A tal causa Jesús nos ha prometido un regalo que nos sirve de motivación para mantenernos enfocadas en la meta mientras luchamos aquí. Él nos ha hecho grandes y fuertes promesas.
Dios le repitió a cada iglesia, familia y persona de las siete iglesias de Asia: “Al que venciere”. Son las mismas palabras que hoy nos repite a nosotras para que no desmayemos y mantengamos nuestros ojos fijos en el Autor y Consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2).
El propósito de Sus promesas, ya que no estamos luchando por amor al arte, es reconocer a quienes no se dejan vencer por el sistema, el mundo, la carne y las huestes de maldad.
Puede que tu lucha no sea igual que la mía puesto que Satanás tienta a cada uno según su debilidad particular, pero el común denominador es que ambas estamos luchando diariamente y si vencemos recibiremos el cumplimiento del galardón de Dios.
Aunque el enemigo de nuestras almas es feroz y se ha propuesto desviarnos a cualquier costa -y no descansará en la persecución de su objetivo- si tú y yo nos mantenemos ancladas en la Palabra de Dios y con los ojos puestos en Jesús, tenemos la garantía de las promesas hechas a todos los que vencieren.
Oración: Gracias Padre por esforzarnos con tu Espíritu y motivar y premiar nuestros logros. Es una buena táctica para nosotras aplicarlo con los hijos, empleados, amistades y aquellas que día a día vencen los obstáculos de sus vidas. Ayúdanos a motivarnos y reconocernos mutuamente como tú lo haces con nosotras. En Cristo Jesús, amén.