“Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes”, 1 Pedro 3:15 (NVI).
Todas las personas que has visto esta semana tienen un dolor oculto. Y todas las personas con los que te has encontrado esta semana necesitan una dosis masiva de esperanza. Cuando compartes la esperanza, vas a tener un público disponible.
La esperanza que mejor ayuda a la gente, es la esperanza de alguien que dice: “Yo he estado ahí, me ha pasado lo mismo”. Así es como Dios quiere usarte. Dios quiere que tú seas una fuente de esperanza al compartir tus experiencias y lo que Él ha hecho por ti.
La Biblia dice en 1 Pedro 3:15, “Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes”. Dios quiere que seas un testigo.
La mayoría de la gente tiene miedo de ser un testigo. Piensan que ser un testigo significa que tienen que explicar por qué Jesús murió en la cruz, recitar de memoria versos de la Biblia y saber un montón de teología y doctrina.
No tienes que saber ni un solo verso de la Biblia para ser un testigo. ¿Sabes la diferencia entre ser un testigo y un abogado? El trabajo del abogado es imponer el caso, mostrar la evidencia y pedir una decisión. Ni una sola vez en las Escrituras Jesús dice, “Tú serás mi abogado”. No es tu trabajo convencer a la gente que acepte a Cristo. Ese es el trabajo del Espíritu Santo. No estás llamado a ser un abogado. Sino que estás llamado y mandado por Dios a ser un testigo.
¿Qué hacen los testigos? Ellos dicen: “Esto es lo que vi. Yo vi el carro azul chocar al carro rojo”. ¿Eres un experto en carros? No. ¿Sabes algo más? No. Tú solo compartes lo que has visto. Eso es ser un testigo.
¿Cómo quiere Dios que seas un testigo esta semana con los no creyentes en tu vida quienes han sido heridos y necesitan esperanza? Él quiere que tú digas: “El dolor realmente llamó mi atención. Déjame decirte lo que he aprendido. He aprendido que necesito gente en mi vida cuando estoy atravesando por un dolor. He aprendido que Dios es todo lo que necesito. Tú no sabes que Dios es todo lo que necesitas hasta que Dios es todo lo que tienes. He aprendido que Dios está conmigo no importa lo que pase”.
Tú compartes las lecciones que has aprendido a través de tu dolor. Tú dices: “Déjame hablarte acerca de una vez que algo malo me sucedió, pero Dios sacó lo bueno de eso”. Eso es lo que Dios te manda a hacer — compartir tu esperanza.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuáles son las buenas y malas experiencias en tu vida que crees que Dios puede usar para impartir esperanza a alguien más?
- Piensa en una persona con la que puedas compartir una experiencia de tu vida esta semana. ¿Qué podría animar a esa persona y darle esperanza?
- ¿Cómo puedes prepararte mejor para ser un testigo?
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Este devocional ©2016 por Rick Warren. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.