El fruto proviene de las raíces profundas

“Las semillas que cayeron en las piedras son como aquellos que oyen y aceptan el mensaje con alegría, pero no tienen raíces profundas. Creen por un tiempo, pero cuando las dificultades los ponen a prueba se dan por vencidos”, Lucas 8:13 (PDT). 

Durante la primavera, todo el pasto en el sur de California se pone verde, las flores silvestres y amapolas florecen y todo es muy bonito. Pero, en el momento en que la lluvia cesa, las colinas se tornan color marrón nuevamente. ¿Por qué? Porque el pasto no tiene raíces. No puede ir lo suficientemente profundo como para recibir agua de los manantiales que están muy por debajo de la tierra.  

Cuando no hay raíz, cuando una planta se encuentra en suelos poco profundos, inicialmente puede brotar y se ve bien, pero no permanece. Las plantas se marchitan rápidamente porque no tienen raíces. 

Lucas 8:13 dice, “Las semillas que cayeron en las piedras son como aquellos que oyen y aceptan el mensaje con alegría, pero no tienen raíces profundas. Creen por un tiempo, pero cuando las dificultades los ponen a prueba se dan por vencidos”.   

Muchas veces escuchamos la Palabra de Dios y nos entusiasmamos con ella, pero no le permitimos que nos cambie. Actuamos superficialmente. Reaccionamos emocionalmente. Nos movemos impulsivamente. Pero no nos tomamos el tiempo para dejar que penetre. 

¿Realmente quieres ser así? ¡No! Tú quieres ser una persona profunda, no una persona superficial. Tú quieres ser una persona con raíces espirituales profundas para que cuando la recesión llegue y dure varios años, tú seas capaz de dar frutos. Cuando lleguen los vientos ásperos y alguien en tu familia enferme o alguien muera, que eso no te derrumbe porque tú tienes raíces.   

¿Cómo desarrollas las raíces espirituales? Hay dos formas: un tiempo diario con Dios y tiempo semanal en un grupo de estudio o conexión con otros creyentes. Tienes que pasar tiempo a solas con Dios y tienes que pasar tiempo con otros creyentes. 

Si no estás pasando un tiempo con Dios diariamente, vas a secarte y a derrumbarte cuando la presión llegue. No serás capaz de manejarlo. Tienes que sacar un tiempo a solas con Dios todos los días para escucharlo. Tienes que sentarte y permanecer en silencio. Tienes que leer la Biblia y hablar con Dios. Escuchar música. Escribir en un diario. ¡Haz todo lo que sea necesario para mantener el enfoque en Dios! 

También tienes que reunirte semanalmente en un pequeño grupo. Nadie tiene una perspectiva completa de la vida. Cada uno de nosotros tenemos puntos ciegos. Las personas en tu grupo de estudio o conexión pueden ver cosas en tu vida que tú no puedes ver. Por eso nos necesitamos mutuamente. Tú aprendes de las personas en tu grupo mientras son alentados mutuamente y profundizas tus raíces. 

Reflexiona sobre esto: 

- ¿Cómo necesitas cambiar tu horario para que puedas pasar más tiempo con Dios?

- ¿Qué hábitos espirituales necesitas seguir?

- ¿Por qué crees que Dios nos diseñó para apoyarnos con otras personas?

 

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Este devocional ©2016 por Rick Warren. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.

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