“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido”, Salmos 34:18 (NVI).
En Génesis 32, Jacob había luchado toda la noche con un hombre que realmente era Dios. Génesis 32:27 dice: “¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre. —Me llamo Jacob —respondió”, (NVI).
Qué pregunta tan extraña. Obviamente Dios sabía el nombre de Jacob. Igualmente, cada vez que Dios te pregunte algo, no es porque necesite información o por su beneficio. Él ya sabe la respuesta.
La razón por la que Dios le preguntó esto fue porque quería que Jacob admitiera quién era. En la antigüedad, los nombres eran escogidos por su significado, no por lo bonito que se escucharan. De esta forma, podrías haberte llamado según la profesión que desempeñes, como panadero, carpintero o herrero. Podrías llevar el nombre de un familiar o llevar el nombre de la situación que estuvieras atravesando. Por ejemplo, el nombre de Jabez significaba “dolor” debido a que nació en un parto doloroso.
Pero la mayoría de los padres daban el nombre a sus hijos de acuerdo a su carácter. Y cuando la gente pronunciaba sus nombres, ellos estaban diciendo qué clase de personas eran.
El nombre de Jacob significa “embustero/mentiroso” ¡y él vivió según su nombre! Toda su vida mintió para librarse de las situaciones, pasando de conflicto en conflicto porque él era un mentiroso. Él era un manipulador. Cuando Dios preguntó a Jacob por su nombre, Él quería que Jacob admitiera la clase de persona que era.
Aquí está la parte más interesante de todo esto. Cuando Jacob dice, “Yo soy un manipulador”, Dios no se sorprendió. Él no le dijo: “¡Tienes que estar bromeando! ¿Estoy peleando con un manipulador? ¿Cómo pude pasar por alto esto? No me di cuenta”. Dios ya sabía todo lo malo acerca de Jacob, de igual forma que sabe todo lo malo de ti - incluso las cosas que no sabes de ti mismo.
La Biblia dice en Malaquías 1:2 “A Jacob lo he amado”. Me gusta este versículo porque me da esperanza. Si Dios amó a Jacob quien era indigno de ser amado, era un ser despreciable, manipulador, sinvergüenza y mentiroso – entonces Dios también puede amar a alguien como yo.
Si quieres tener un cambio permanente en tu vida, deja de poner excusas y de estar racionalizando y culpando a otros por tus fracasos. Sé honesto con Dios y contigo mismo y admite con humildad: “Yo soy el problema”.
¿Cómo responde Dios a nuestro quebrantamiento? La Biblia dice, “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido”. Salmo 34:18.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué crees que Dios quiere que admitas acerca de ti mismo para que puedas avanzar en tu recuperación?
- ¿Por qué es tan difícil ser honesto con Dios, incluso sabiendo que Él conoce todo acerca de ti?
- ¿Qué es lo que tienes que piensas que eres indigno de ser amado? Habla con Dios acerca de esas debilidades, pídele ayuda, acepta su amor incondicional y deja que Él te cambie.
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Este devocional ©2016 por Rick Warren. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.