“Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo”, Efesios 4:21-24 (NTV).
Necesitas más que solo fuerza de voluntad en tu vida. Necesitas el poder de Dios.
El “fruto del Espíritu” son las cualidades que Dios pone en tu vida cuando el Espíritu Santo vive a través de ti. Estas son amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.
¿Cómo produce Dios el fruto en tu vida? No es por la fuerza de voluntad. Tú no sales y dices, “¡Soy una persona más paciente!” Así no funciona.
Es como amarrar unas naranjas a un árbol de eucalipto y decir que es un árbol de naranjas. Esto no funciona de esta manera. El fruto puede venir solo de adentro. El Espíritu Santo tiene que hacerlo crecer desde adentro -su Espíritu viviendo a través de ti.
¿Cómo trabaja el Espíritu Santo en tu vida? La respuesta es gradualmente: “El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen”, 2 Corintios 3:18 (NTV).
Cuando Dios quiere hacer un champiñón, Él toma seis horas. Cuando Dios quiere hacer un roble, Él toma 60 años. La pregunta es: ¿Quieres que tu vida sea como un champiñón o como un roble?
No acumulaste tus heridas, hábitos y complejos de la noche a la mañana. ¡Tomó bastante tiempo convertirte en lo que eres!
Alguien se acercó a mí una vez y me dijo, “Pastor Rick, necesito que me ayude a resolver el problema en mi matrimonio”. “¿Cuánto tiempo has estado casado?”, le pregunté; “Quince años”, respondió. Entonces le volví a preguntar, “¿Hace cuánto has tenido este problema?”, y dijo, “Diez años”. “¿Y tú quieres una respuesta en cinco segundos? -le respondí- No es posible. Tienes que pelar la cebolla una capa a la vez”.
El Espíritu Santo trabaja dentro de nosotros para convertirnos, gradualmente, más y más como Él. Tu carácter es la suma total de tus hábitos. Tu responsabilidad es desarrollar nuevos hábitos para cambiar.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué nuevos hábitos quieres desarrollar para que el Espíritu Santo pueda trabajar continuamente en tu vida y hacerte más como Cristo?
- Pide a tu grupo de estudio o a la persona con quien rindes cuentas que te apoyen en oración mientras desarrollas estos nuevos hábitos.
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Este devocional ©2016 por Rick Warren. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.