“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13: 4 – 8 NVI)
Después de escuchar el devocional, medita en los siguientes puntos:
Esta mañana me levanté pensando...
… en el tamaño del amor.
1. Muchas veces tratamos de ponerle tamaño al amor. Usamos frases como “te amo hasta el cielo”, queriendo decir que amamos mucho. Si tratáramos de ponerle tamaño al amor de Dios no encontraríamos la medida, pues el amor de Dios es inmedible y va más allá de nuestro entendimiento.
2. Nosotros nos hemos alejado del amor de Dios. No nos hemos dejado amar y, por el contrario, hemos juzgado su amor al afirmar que si él nos amara no sucedería esto o aquello.
3. Cuando comenzamos a amar a Dios, él mismo nos enseña a amar lo que él ama y nos lleva a vivir la vida desde su amor y no desde la religión.
4. En Romanos 5:5 dice que su amor fue derramado en nuestros corazones, es decir que, a todo aquel que ha creído en su nombre y le ha recibido como salvador, por medio de su Espíritu ha sido lleno de su amor. Ahora debemos permitir que ese amor se manifieste en todo lo que hacemos.
5. Aprendamos que el amor de Dios es más que un bonito sentimiento; descubre cómo su amor, llevado a la práctica de adentro hacia fuera, nos puede mejorar la calidad de vida