“Mis ojos están siempre puestos en el Señor, porque él me rescata de las trampas de mis enemigos." – Salmos 25:15
“En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. 2 Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, 3 por lo que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita». 4 Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia y, cuando Betsabé llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había purificado de su menstruación.” – 2 Samuel 11: 1-4 NVI
“¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia. 2 Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios. 3 Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes no deben rendirse ni desanimarse,” – Hebreos 12: 1-3 TLA
Después de escuchar el devocional, medita en los siguientes puntos:
Esta mañana me levanté pensando...
…en que no necesitamos que suceda algo extraordinario para desenfocarnos, aunque en muchos momentos nos hemos llegado a preguntar: ¿qué fue lo que nos sucedió en el camino que nos hizo desenfocar?
1. El rey David fue un hombre de enfoque, por esta sola razón siempre se mantuvo atento, en constante oración y dispuesto al plan que Dios lo había llamado hacer.
2. Poner nuestros ojos en el Señor no significa que debemos descuidar lo terrenal, más bien cuando ponemos la mirada en el Señor nuestras acciones en la tierra tienen un mayor alcance.
3. Quitar la mirada y nuestra atención de Dios es la primera línea que cruzamos para desenfocarnos. Estar fuera del tiempo de Dios y el lugar correcto solo nos lleva a relacionarnos con las personas incorrectas. Nuestra vida se transforma cuando nos enfocamos correctamente.
4. No debemos ignorar que la vida es una carrera que exige resistencia, y la única manera de lograrla es enfocándonos bien. El pecado nos distrae y se convierte en una carga que endurece nuestro corazón, un estorbo en medio de nuestro camino que nos desenfoca e impide que podamos oír de manera audible la voz de Dios.
5. Jesús soportó la vergüenza de morir en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Él ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios y se ha convertido en nuestro mayor ejemplo, su vida es inspiración y motivación. Puestos los ojos en él, jamás nos vamos a rendir ni a desanimar; pase lo que pase, vamos a resistir y a permanecer en la carrera que tenemos por delante.