Discernimiento y paz

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"Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios." Filipenses 1: 9 – 11 NVI

"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús." – Filipenses 4:7

"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos." – Colosenses 3:15 RVR 1960


Después de escuchar el devocional, medita en los siguientes puntos:

 

Esta mañana me levanté pensando...

… en que después de toda la semana hablando de discernimiento, ¿será posible que por lo menos comience a ser importante en tu oración? ¿Es posible que consideres el valor del discernimiento y entiendas por qué debe ser prioritario en tu vida?

1. Sin importar edad, posición o vocación, si eres hombre o mujer, el discernimiento se convierte en una cualidad indispensable en la vida de todo creyente. Y aún mucho más cuando tus responsabilidades son grandes, el discernimiento debe ser profundo.

2. El discernimiento debe ser directamente proporcional a tu responsabilidad. No es posible asumir grandes responsabilidades con un mínimo de discernimiento.

3. Esta cualidad no debe ser usada solo para diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo correcto o lo incorrecto. Hay un nivel de crecimiento que nos ubica entre lo bueno y lo mejor, y es aquí donde el discernimiento se vuelve más fino.

4. El discernimiento trabaja de la mano con la paz de Dios, que se logra en pequeñas o grandes impresiones que no son dadas por lo que ves o escuchas, sino que van mas allá. En ese momento es en el que simplemente no sientes paz, y entonces debes responder obedientemente a esa impresión.

5. Debe ser normal que podamos identificar y responder a la paz de Dios cuando la tengamos y cuando no la tenemos. Es decir que la paz como parte del fruto de nuestra relación con Dios se convierte en una señal prioritaria para vivir en la práctica del discernimiento.

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