Las águilas pueden anticipar la lluvia; y en lugar de esconderse al ver la tormenta, ellas vuelan al punto más alto esperando que comiencen los vientos turbulentos. Cuando los vientos de la tormenta están en su punto máximo, el águila abre sus alas para que los vientos la eleven hacia nuevas alturas. Logrando así posicionarse a salvo sobre la tormenta.
Nosotros podemos ser águilas guiadas por nuestra fe para volar hacia la protección de Dios contra la tormenta cuando enfrentamos momentos difíciles. Lo que tenemos que hacer es mirar dentro de nuestro corazón y encontrar la fuerza en Dios para volar por encima del caos y ver las oportunidades en el futuro.
Es decir, si estás dispuesto a ser usado por Dios, debes estar dispuesto y preparado para lidiar con niveles de dificultad. La forma en la que manejamos y procesamos los momentos difíciles determinará nuestro futuro y destino.
No te desanimes si estás pasando por dificultades, usa las herramientas que has adquirido a lo largo de tu caminar con el Señor, encuentra los vientos del caos que te repunten hacia el cuidado de Dios, pídele sabiduría para que sepas cómo y cuándo hacerlo; de otra forma, te quedarás en medio de la tormenta sin ver más que un panorama desalentador.
"Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento." – 2 Corintios 4:16-17