“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’ Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan”, Mateo 6:31-32
En estas fiestas navideñas, como todos los años, nos rompemos la cabeza pensando qué habremos de regalar a nuestros cónyuges e hijos, así como a todo aquel familiar o amistades cercanas. Nos debatimos entre:
- Regalarle algo que realmente necesiten, aunque no sea sorprendente o grande
- Regalarle algo que sabemos que les gusta, aunque no sea lo que necesiten, o
- Regalarle algo que nos guste a nosotras, independientemente de los puntos 1 y 2
Desde el principio de la creación Dios ha dado al hombre justamente lo que necesita. Cuando creó al hombre, entendió que necesitaba una ayuda idónea y le regaló a Eva. Luego de la caída, de forma compasiva, Dios vio su necesidad de cubrirse y de forma amorosa, como buen Padre, les dotó de vestimenta.
No conforme con eso, decidió luego regalar su propio hijo a toda la humanidad sabiendo que necesitaban de un Salvador. Nuestro Padre Celestial cuidó cada detalle, desde una profecía, la forma del anuncio, la forma en que nacería, hasta finalmente cómo se entrelazarían los hechos para culminar con su gran plan redentor.
El mejor regalo que el ser humano haya podido recibir ha sido precisamente ese: La oportunidad de salvación y esperanza de vida eterna a todo aquel que cree.
Dios no es ajeno a nuestras necesidades primarias, aunque a veces nos parezca lo contrario. Pidámosle que podamos reconocer y apreciar este regalo precioso y vivir eternamente agradecidas por su eterno amor y bondad.
Oración: Padre, perdónanos porque frecuentemente olvidamos que Tu Gracia es más que suficiente para nosotras. Ayúdanos a reconocer nuestra constante necesidad de Ti y compartir a la vez con los demás ese regalo precioso que nos has dado a través de tu hijo Jesucristo. En el nombre de Jesús. Amén.
