¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera? – Rut 2:10
En el capítulo 2 del libro de Rut, vemos que Booz tiene una conversación con ella en donde él empieza a darle privilegios. En primer lugar le pide que no vaya a otro campo porque en el de él encontraría protección, no recibiría malos tratos u ofensas ya que era lo más común que pudiera recibir al ser una extranjera. “…porque yo he mandado a los criados que no te molesten” (Rut 2:9).
Booz se ocupó de que ella se sintiera cómoda en el campo, pero también pensó en sus necesidades físicas: “y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados” (Rut 2:9). Booz se encargó hasta del mínimo detalle, tratando de protegerla en todo.
Así mismo es nuestro buen Padre Dios, quien se encarga de cubrir cada necesidad de nuestra vida, de protegernos. “Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?” (Mateo 6:26).
Ahora, en el siguiente versículo vemos como ella no entiende y se cuestiona. ¿Por qué? ¿Por qué he hallado gracia delante de tus ojos? ¿Por qué yo siendo extranjera?
¿No piensas en lo mismo cuando un Dios tan maravilloso extiende su gracia sobre tu vida? Nosotras no solo éramos extranjeras, fuimos enemigas de Dios: “Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:10).
Era un día normal y tranquilo, un día más trabajando en el campo, pero en el momento menos esperado Rut se encuentra con esta sorpresa de que halló gracia delante de Booz. ¿Fue coincidencia? ¡No! Fue providencia del Dios todopoderoso. Rut no estaba refugiándose en un hombre, mucho menos esperando que alguien pudiera cuidarla o protegerla, ella no había pedido nada a Booz. Pero él tomó la iniciativa y habló con ella.
De la misma manera nuestro Salvador nos amó sin que nosotras lo buscáramos o pidiéramos, era imposible que pudiésemos ver a un Dios Santo o siquiera pensar en nuestra salvación, ya que estábamos muertas en nuestros delitos y pecados. Él nos amó primero: “En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados” (1ª Juan 4:10)
Humanamente hablando, Rut tenía motivos para hallar el favor delante de Booz porque era trabajadora, había dejado todo para acompañar a su suegra y muchas cosas más, pero nosotras no, no podemos hallar gracia delante de Dios, nada de lo que hagamos podría contribuir para alcanzar Su favor.
Pero hoy tengo una buena noticia… “No temas, *ingresa acá tu nombre*, porque has hallado gracia delante de Dios” (Lucas 1:30) gracias a la muerte de Jesús nuestro Salvador. No cuestiones porqué, disfruta de la gracia hoy y todos los días de tu vida.
Por Antonella Azuaga