“Mi Dios pues suplirá todo lo que os falte conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” – Filipenses 4:19
¿Conoces algo de la vida de Corrie Ten Boom?
En la Escuela Dominical estamos explorando la vida de grandes cristianos y Corrie apareció en las últimas clases, justamente mientras nosotras estudiamos el gozo que hay al cultivar un corazón que da. Dios ha impactado tanto mi vida a través del ejemplo de esta mujer, que quiero compartir contigo lo que aprendí acerca de ella.
Para cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, Corrie se había convertido en la primera mujer holandesa relojera de profesión. Su familia cristiana era reconocida por tener parte activa en servicios de ayuda social además de poseer una relojería familiar que funcionaba en la planta baja de su casa. Pero mientras su vida profesional aumentaba en éxito, un profundo dolor conmovía su corazón por la crueldad del régimen socialista en contra de los judíos.
Dios había puesto en el corazón de Corrie el deseo de ayudar, y para aquella época la casa Ten Boom se convirtió en un lugar de refugio. En la habitación de Corrie se dispuso un escondite disimulado por un armario, así que cada vez que sonaba la alarma de alerta las personas en la casa debían ocultarse allí en menos de un minuto. La iniciativa de Corrie y su familia salvó alrededor de 800 personas y se convirtió en una red de personas que, como ella, buscaban judíos para ocultarlos y llevarlos a un lugar seguro.
Luego de esto, un hombre que se hizo pasar por judío delató el lugar de refugio a la policía alemana y la familia Ten Boom fue arrestada y puesta en prisión. Después de mucho tiempo en prisión, Corrie y su hermana Betsie lograron reunirse mientras eran llevadas a un campo de concentración. Sabían que Dios las había llevado hasta el mismo infierno para servir y mostrar el amor de Cristo a través de su entrega.
La dos hermanas organizaron pequeños grupos de oración y lectura bíblica, y con escasos recursos buscaron formas de ayudar a las prisioneras, cuidaron de las personas moribundas, hasta que Betsie cayó enferma y al poco tiempo de estar allí murió.
“Haremos muchas cosas buenas para el prójimo y debemos ir a todas partes” – Betsie Ten Boom
Las palabras de Betsie quedaron selladas en el corazón de Corrie, tanto que cuando por milagro fue puesta en libertad fundó una casa encargada de cuidar de las personas afectadas en campos de concentraciones. A sus 53 años comenzó a realizar viajes por más de 60 países, testificando acerca del amor y el perdón sanador de Cristo Jesús como una promesa entre ella y su hermana.
“Le he dicho a todo el que me escuchó que no hay gozo más profundo que la profundidad de Él, con Jesús hasta en los momentos más oscuros tenemos lo mejor, y lo mejor está por venir” – Corrie Ten Boom
El testimonio de esta mujer me ha conducido a contemplar el proceso del Señor en nosotras, quien nos capacita para que en cualquier circunstancia de la vida escojamos el gozo de la entrega, hasta la vida misma si es necesario.
La dulce entrega suele combinarse de experiencias amargas, pero es de esta manera que el aroma fragante puede ser exhalado de nosotras para ser ofrenda agradable delante del que está sentado en el trono. Aún en las peores circunstancias nuestro buen Dios proveerá gracia y consuelo, todo lo que nos falta conforme a la grandeza de sus riquezas dispuestas en Gloria.
Escoge en cada situación el gozo que hay en el sufrimiento, en el servicio, en creer y en dar.
Por Angélica Jiménez